miércoles, 2 de abril de 2008

Poema de Roberto Obregón


Pintura: Beatriz Martinelli -Quietud III-


No podemos encender la hoguera
Mojado está el bosque
podridos están los troncos
No podemos quebrar los colmillos del frío
Arrancar
Y recobrar nuestros huesos entumecidos
En la humedad del agua
nos ha tocado prender la hoguera
En la oscuridad de la noche
nosotros somos la región más espesa
A oscuras sesionamos bajo la helada
Y conferenciamos sobre nuestro qué hacer
De cómo allí los muertos continúan
jugando un gran papel en la guerra
De qué manera se escogen entre todos
Quiénes llevarán a la espalda el mayor peso
en los ratos
de agudo peligro
Acérquense los del fuego
los enamorados de la vida
Nos calentaremos con estos nuestros corazones
Hechos leña bajo este rudo temporal
Pero contentos


Roberto Obregón

Nació el 13 de noviembre de 1940, en San Antonio Suchitepéquez, departamento de Mazatenango, segundo de los cinco hijos procreados por el matrimonio formado por Miguel Angel Obregón y Ana Morales. Hizo sus estudios primarios en la escuela pública de esa cabecera municipal de la costa sur y los siguió en el Instituto Normal para Varones de Occidente, de Quetzaltenango, donde obtuvo su título de maestro.

Estudiante, luego, en la facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad de San Carlos, siguió entre 1958 y 1960, los cursos del maestro Flavio Herrera. Sus primeros poemas publicados en la prensa local datan de esa fecha, reunidos en 1964 bajo el título de "Los versos del alfarero ", tres años después viaja a la Unión Soviética.

En 1961 obtiene una beca para estudiar en la Universidad Patricio Lumumba de Moscú, donde sigue estudios de filosofía y donde alcanza a doctorarse en 1967. Viaja etonces por varios países de Europa, asistiendo a congresos y foros de escritores, antes de volver a Guatemala, en 1968.

Inició su vida literaria en 1961, publicando Poemas para comenzar la vida, separata de la Revista de la Universidad de San Carlos. Posteriormente publicó El aprendiz de profeta, La flauta de ágata, El fuego perdido, todos libros de poesía. Asimismo, publicó un libro de ensayos. Publica en la Unión Soviética tres de sus libros y uno de ellos, La Flauta de Agata, es traducido a cuatro lenguas soviéticas, el ruso, servio, georgiano y quírguiso, alcanzando una edición de más de un millón de ejemplares: es una breve colección de poemas amorosos, que había de publicar en Guatemala en 1969. Ese mismo año, la dirección de Bellas Artes del Ministerio de Educación de Guatemala publica "El Fuego Perdido ", conjunto de poemas escritos en Moscú años atrás.

Entre 1968 y julio de 1970, Roberto Obregón anima el grupo de poetas guatemaltecos reunidos en "Nuevo Signo", ofreciendo recitales, publicando una revista y polemizando en los diarios de la ciudad de Guatemala; uno de esos recitales fue patrocinado por la facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales, pocos meses después que el licenciado Mario López Larrave tomara posesión del Decanato.

El 28 de marzo de 1970, Roberto Obregón viaja a San Salvador, invitado por los poetas del grupo "Piedra y Siglo"; a su regreso, el 6 de julio, es capturado en el puesto fronterizo "Las Chinamas" y nunca más se ha vuelto a saber de él; el entonces Presidente Manuel Arana Osorio, había tomado posesión de su cargo seis días antes.

Extraído de:
http://www.literaturaguatemalteca.org/obregon.htm

GRACIAS EDUARDO DALTER POR ACERCARME AL POETA



5 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

Querido Gustavo me siento orgullosa que una obra mía esté junto a este poeta, que desconocía y que sufrió lo que tantos en esta América india
Un beso Beatriz

2 de abril de 2008, 21:49  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Celebro que el joven y recordado poeta Roberto Obregón sea difundido en sus versos. En su país, y en Centroamérica toda, es leído, muy querido, y tomado como un ejemplo de humildad y de humanidad. Sería bueno, aún más, si pudieras incluir algunos de sus poemas de amor dedicados a su compañera Olga, tan vivos y sentidos. Va un abrazo,

Eduardo Dalter

3 de abril de 2008, 12:07  
Blogger Gus. ha dicho...

Otro maravilloso poema que haz elegido para tu antología, fue un placer pasar por tu blog.

6 de abril de 2008, 11:31  
Anonymous Anónimo ha dicho...

¡Qué sublime misión la del poeta: encender el fuego! Es una bendición el tener estos amigos que nos rescatan y nos traen a estos hermanos poetas silenciados por el odio y la intolerancia.
Gracias Gus y todos los que nos acercaron a Roberto Obregón.
María Rosa León

9 de abril de 2008, 0:09  
Blogger Avesdelcielo ha dicho...

Hoy, día de lluvia, en mi casa el fuego se encendió con la palabra de Roberto Obregón y la pintura de Beatriz.
Y el otro fuego, el que no debió existir, ése no podrá con la palabra y la memoria.
MARITA RAGOZZA

23 de julio de 2008, 19:15  

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